"Los rostros del deseo"

470,00 €

Óleo sobre Madera

125 × 31,5 cm madera

2025

Hay rostros que se olvidan al segundo. Rostros que pasan como la brisa, dejando apenas una vaga impresión de haber existido. Pero no este. Este rostro es diferente. Este es el rostro de mi amado.

Para cada amante, su enamorado es único, un reflejo de todo lo que es hermoso en el mundo.

Este cuadro no es arte. Es un intento desesperado de atrapar lo inatrapable. Porque un rostro no es solo un rostro: un rostro es la obra más hermosa que jamás se haya concebido. Es el amor en su estado más puro.

Un rostro es el reflejo de generaciones, un eco de almas que se amaron para dar forma a un ser vivo. Cada línea, cada curva, es una herencia de pasión, esperanza y deseo. Y yo, como artista, no soy más que una humilde espectadora, fascinada por esta maravilla que llamamos vida.

Esta pieza es parte de la exposición “la visión del corazón”

Expuesto en la facultad de bellas artes Enero 2025


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Óleo sobre Madera

125 × 31,5 cm madera

2025

Hay rostros que se olvidan al segundo. Rostros que pasan como la brisa, dejando apenas una vaga impresión de haber existido. Pero no este. Este rostro es diferente. Este es el rostro de mi amado.

Para cada amante, su enamorado es único, un reflejo de todo lo que es hermoso en el mundo.

Este cuadro no es arte. Es un intento desesperado de atrapar lo inatrapable. Porque un rostro no es solo un rostro: un rostro es la obra más hermosa que jamás se haya concebido. Es el amor en su estado más puro.

Un rostro es el reflejo de generaciones, un eco de almas que se amaron para dar forma a un ser vivo. Cada línea, cada curva, es una herencia de pasión, esperanza y deseo. Y yo, como artista, no soy más que una humilde espectadora, fascinada por esta maravilla que llamamos vida.

Esta pieza es parte de la exposición “la visión del corazón”

Expuesto en la facultad de bellas artes Enero 2025


Óleo sobre Madera

125 × 31,5 cm madera

2025

Hay rostros que se olvidan al segundo. Rostros que pasan como la brisa, dejando apenas una vaga impresión de haber existido. Pero no este. Este rostro es diferente. Este es el rostro de mi amado.

Para cada amante, su enamorado es único, un reflejo de todo lo que es hermoso en el mundo.

Este cuadro no es arte. Es un intento desesperado de atrapar lo inatrapable. Porque un rostro no es solo un rostro: un rostro es la obra más hermosa que jamás se haya concebido. Es el amor en su estado más puro.

Un rostro es el reflejo de generaciones, un eco de almas que se amaron para dar forma a un ser vivo. Cada línea, cada curva, es una herencia de pasión, esperanza y deseo. Y yo, como artista, no soy más que una humilde espectadora, fascinada por esta maravilla que llamamos vida.

Esta pieza es parte de la exposición “la visión del corazón”

Expuesto en la facultad de bellas artes Enero 2025